Ya en la fábrica, la leche pasa por un proceso térmico muy suave que se conoce como Pasteurización. En este proceso, la leche es calentada a 79 ºC durante un período muy corto de 15 segundos y después se enfría rapidamente hasta 4 ºC.
Este proceso sirve para eliminar las bacterias perjudiciales para la salud pero conserva propiedades nutricionales y características organolépticas propias de la leche.
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